Travel Report » Entradas » 6 atractivos increíbles y no tan conocidos de Tequila y sus alrededores
Oct 28, 2016 Jesús Alonso travel report 0
Hay básicos que todo visitante del Pueblo Mágico de Tequila, Jalisco debe visitar: su Plaza de Armas, Fábrica La Rojeña y el Museo Nacional del Tequila son algunos de los puntos obligados. Sin embargo, este pueblito tequilero y sus alrededores tienen otros rincones que, aunque no son los más conocidos, son verdaderas joyas que encantan a propios y viajeros.
Aunque este espacio, perteneciente a Jose Cuervo, es principalmente utilizado para bodas y otros eventos sociales y de negocios, es muy atractivo para los turistas. Destaca el Jardín Limoneros, pues está decorado con esculturas de artistas de la talla de Sergio Bustamante y Leonora Carrington, cuyas piezas nos encantan por hacernos sentir que soñamos. También llama la atención el quiosco, inspirado en el ex Convento de Santa Catalina de Siena en Oaxaca. Otro espacio que deben visitar de la hacienda es la Tienda de Raya, que tiene la barra exclusiva más grande de América Latina. Para terminar el tour vayan al Patio Mexicano, cuyo centro está decorado por una fuente y está rodeado de naranjos. Este lugar les encantará, aunque advertimos que es algo peligroso: al verlo dan ganas de casarse ahí.
A 19 kilómetros del Pueblo Mágico de Tequila se localiza este pueblo, mejor conocido como la tierra de ópalos. Y es que aquí sus pobladores son todos unos maestros en el arte de la elaboración de joyería como collares, pulseras y aretes, y otros objetos, hechos de esta piedra semipreciosa. Así es que si planean visitar este pueblo recuerden llevar la cartera bien llenita.
A solo unos 12 kilómetros de Tequila se encuentra este pueblo que, según algunas investigaciones, es el lugar de origen del tequila. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que aquí hay atractivos que no se esperaría encontrar. Una de ellas es la pintura de los cuatro evangelistas de José Clemente Orozco, alojadas en la Parroquia de la Inmaculada Concepción; otra, es el piso de laja diseñado por el famosísimo Luis Barragán. Amatitán es también una “monedita de oro” para los amantes de la naturaleza: en la Presa Santa Rosa pueden relajarse pescando una mojarrita, mientras admiran la barranca del río Santiago. Y por si fuera poco, en la barranca del Tecuane están las ruinas de las fábricas más antiguas de México.
A unos pasos de Tequila se abre la barranca del río Santiago. Una de las rutas que bajan de la barranca es este magnífico mirador, desde el cual se obtienen vistas insuperables a acantilados. Aquí la vegetación cambia, llenándose de ciruelas y mangos, y es uno de los lugares más mágicos de la región desde la época prehispánica. Y si son muy curiosos y tienen ganas de explorar “a la Indiana Jones”, les recomendamos que busquen el templo de Santo Toribio Romo, escondido en la barranca. Además, si descienden un poco hallarán riachuelos y balnearios naturales, que les provocarán darse un chapuzón.
Por su parte, la Cascada de los Azules (a unos 15 minutos de Tequila) será el punto más popular entre los amantes de la aventura y aquellos estresaditos que buscan un lugar de paz para calmar su mente. La cascada tiene agua cristalina de color turquesa y en el área se puede practicar ciclismo de montaña, cañonismo, rappel y acampar. O si no son tan atrevidos, pueden solo caminar por los senderos mientras escuchan el canto de los pajaritos.
Si son de los que van con su cámara a la caza de los mejores rincones de México para fotografiar, este pequeño pueblo a 30 minutos de Tequila puede sorprenderlos. Desde el camino las panorámicas de las montañas dejan sin aliento. Una vez llegado a San Martín, que es una de las localidades más antiguas de la zona, se da lugar a una arquitectura antigua con caminos verdes. Además, aquí se conservan tradiciones como la charrería y la cultura vaquera. Sin duda, un pueblito muy mexicano que querrán retratar.
Aunque no lo crean, en Tequila no todo es tequila. También hay tejuino (bebida tradicional de la región, elaborada con la fermentación del maíz y una pizca de piloncillo). Don Marcos hace una mezcla locochona con el tejuino, pues le agrega sal, limón… ¡y cerveza!, una receta altamente recomendada. Su puesto lo encontrarán en la esquina de Fábrica La Rojeña.
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