Travel Report » Entradas » Bayron Bay el paraíso de los hippies y surferos
Jun 04, 2014 Jesús Alonso ¿A DÓNDE VAS? 0
Nuestra amiga Noelia Ferreiro, nos invita a conocer una excelente opción para los que gustan de lugares de aventura y contacto total con la naturaleza.
Mochileros, surfistas, hippies un tanto trasnochados, música en directo todas las noches y un estilo de vida desenfadado y libre, exponente del buenrollismo playero. Byron Bay es la tierra prometida de Australia, el refugio del sol y las olas, la evasión de la realidad. Muchos bares, mucha gente joven y una estética anclada en el new age que rinde culto a lo orgánico y lo natural, incluidas las hierbas de todo tipo.
A la hedonista Byron Bay, que se asienta en el punto más oriental del país-continente, se viene sobre todo a desconectar, a acumular bronceado y a empaparse de esa atmósfera happy forever que tiene también, seamos francos, mucho de pose y utopía.
Por ello este pintoresco rincón, a unos 700 kilómetros de Sidney y a 170 de Brisbane, la tercera ciudad australiana, no sólo es uno de los lugares más célebres del estado de Nueva Gales del Sur, sino también uno de los más visitados. El resultado es una amalgama multicultural, un desfile de razas y de idiomas que tiene también su reflejo en la gastronomía, con restaurantes especializados en (casi) todos los fogones del mundo.
El surf tuvo mucho que ver en el desarrollo de Byron como un destino alternativo. Porque cuentan los expertos que aquí las olas, tubulares y rápidas, proporcionan inmejorables lecciones par
a la práctica de este deporte que lleva también asociado, ya se sabe, una idiosincrasia peculiar. Lo cierto es que las playas, con o sin tabla, son de una belleza soberbia, enmarcadas por un bosque tropical que se acerca hasta la arena dorada.
En ellas no sólo se cabalgan las olas (para ello habrá que ir a Pass, Wategos y Little Wategos); también se practica yoga al amanecer, se disfruta de masajes y se prueban medicinas alternativas acordes con el lugar. Si se trata de ver y ser visto,Main Beach, la más cercana al pueblo, es el escaparate principal. Y si lo que se quiere es tostarse al sol, la opción será Seven Mile, blanca y deshabitada.
Byron Bay goza de un entorno maravilloso más allá de su animado ambiente. En su loca orografía de verdes y redondeadas colinas, los ríos del hinterland se encuentran con la línea costera, proporcionando rincones solitarios donde escapar del bullicio. El más fotogénico es el Cabo de Byron, al que se accede por un sendero desde la playa de Clarkes. Las vistas de 360º desde la cima, junto al faro, en el punto donde tiene lugar el primer amanecer de Australia, incluyen el paso de delfines y, con suerte, de alguna ballena despistada que suele frecuentar estas aguas.
Pero en Byron siempre se vuelve a los bares adornados con los retratos de Jimmie Hendrix o Janis Joplin; a las calles que inmortalizan poetas como Keats, Jonson o Shelley (el funcionario de Sidney encargado de tal empresa pensó que el nombre de la ciudad se debía al literato Lord Byron); a la música a cargo de barbudos de largas melenas, ajados y desinhibidos, que pueblan este lugar único de la remota Oceanía.
Vía www.ocholeguas.com por Noelia Ferreiro
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