Cenotes mayas, turismo de aventura por Cancún, en México
La primera vez que escuché la palabra Aluxe fue cerca de los años 80 cuando el famoso luchador mexicano Tinieblas subía al ring acompañado de un pequeño y peludo personaje nombrado así. Lejos estaba de saber que un Aluxe es un pequeño ser encargado de resguardar las maravillas y tesoros naturales de la selva maya.
Esto lo descubrí al realizar antes que nadie una Primera Expedición a cuatro cenotes o cavernas con agua, que forman parte del nuevo tour Xenotes, del grupo Experiencias Xcaret y que estará disponible al público el próximo primero de julio.
La aventura inició en punto de las nueve de la mañana en la puerta del hotel Presidente Intercontinental Cancún, donde una camioneta aguardaba equipada con todo lo necesario para nuestra primera aventura. Después de un trayecto por 35 kilómetros hacia Puerto Morelos perdimos la señal del celular, nos habíamos desconectado del mundo, estábamos en la inmensidad de la selva maya.
La camioneta se detuvo. Una piedra marcada con la palabra K’aak, fuego en maya, nos dio la bienvenida a nuestro primer cenote. Era hora de ponerse el traje de baño y descender mediante una pequeña tirolesa, no sin antes tomarnos de la mano para pedir permiso a los Aluxes ya que estábamos entrando en suelo sagrado, ese que una vez pisaron los antiguos mayas. Después de un breve chapuzón y un snack debíamos continuar hacia el siguiente cenote.
Seguimos hacia el cenote ‘Ha o agua en donde pudimos snorkelear y observar la flora y fauna de la zona. Nadamos hasta un área aún cubierta entre formaciones rocosas, aquí había que guardar silencio el más pequeño ruido podría alterar a las golondrinas que ahí se resguardan, si corres con suerte podrás ver muy de cerca a pequeños murciélagos colgando de las rocas mientras disfrutas de los sonidos de aves, agua y viento que prevalece en este lugar.
En el cenote viento o iik’, tercer cenote del recorrido, experimentamos la libertad al desafiar al viento y volar en sus tirolesas. Si eres aventurero puedes dejarte caer al agua desde la altura que prefieras. Después de este tramo de diversión no queda más que dejarte maravillar por la naturaleza de este cenote y realizar kayak. Rema y disfruta del paisaje rodeado de aves, cientos de mariposas y una que otra tortuga jugueteando en el agua.
La cereza del pastel, sin duda, fue el cenote lu’um o tierra, el último en nuestro recorrido y donde literalmente descendimos al corazón de la selva maya. Los más aventureros bajaron en rappel, guiados siempre por un experto, mientras que otros optaron por bajar de una manera un poco más tradicional. De una u otra forma ninguno estaba preparado para lo que sus ojos verían a continuación. Fue un silencio total, entramos en un momento de paz, rodeados de murciélagos, bagres ciegos nadando en aguas azul turquesa, tomamos un minuto para reencontrarnos con el pasado maya antes de volver al mundo exterior.
Más información en: xenotes.com/
