Travel Report » Entradas » Cruzando el puente de Brooklyn: una experiencia inolvidable
Nov 07, 2016 Jesús Alonso ¿A DÓNDE VAS?, INTERNACIONAL 0
El puente que une Manhattan con Brooklyn es una de las grandes insignias de Nueva York y una de las maravillas arquitectónicas del mundo occidental. Inaugurado en 1883, tomó 14 años en terminarse, costó 15 millones de dólares y requirió la mano de obra de más de 600 trabajadores, de los cuales alrededor de 20 perdieron la vida en el proceso. El puente de 1825 metros de extensión está suspendido por cuatro cables principales de 1090 metros de largo y 40 centímetros de ancho, compuestos más de 20,000 cables individuales.
Hay varias opciones para recorrerlo, comenzando por la dirección, pues se puede ir de Brooklyn a Manhattan, o viceversa. Tiene una vía peatonal y una para bicicletas, pues además de ser un atractivo turístico es una de las rutas más transitadas de la ciudad.
Desde Manhattan: Trenes 4, 5, 6, baja en la estación de Brooklyn Bridge/City Hall; trenes J o Z, baja en la estación de Chambers St.
Desde Brooklyn: Trenes A o C, baja en la estación de High Street y camina 400 metros hacia el norte.
Durante el recorrido, hay bastantes cosas que ver, que van de la propia estructura a las interesantes placas históricas, pasado por los cientos de recuerditos románticos amarrados a sus vallas de metal, como audífonos, candados y ligas del cabello. La vista del skyline, sobra decir, es realmente espectacular.
De lado de Brooklyn: al bajar del puente llegarás al atractivo barrio de DUMBO (Down Under the Manhattan Bridge Overpass), hogar de excelentes parques y restaurantes, y de algunos de los lugares más instagrameables de Nueva York. Entre lo mucho que hay que hacer, está pasear el Brooklyn Bridge Park, famoso por sus ferries, sus vistas, y sus proyecciones veraniegas; comer una rebanada de pizza en Grimaldi’s o Juliana’s, dos espacios emblemáticos de la ciudad; subirte al carrusel de Jane, contenido dentro de un cubo de cristal; cenar en el elegante River’s Café; y recorrer las múltiples galerías y tiendas de diseño.
De lado de Manhattan: al bajar del puente, llegarás a Lower Manhattan, en donde se concentran algunos de los principales atractivos de la isla. Algunas opciones son: visitar el distrito financiero de Wall Street, con su famoso toro; el Memorial del 9/11 y la torre One World; la Catedral de St. Paul, uno de los espacios religiosos más queridos de E.U.A; el Battery Park, de donde salen los tours a la Estatua de la Libertad; el majestuoso City Hall, y mucho más.
Durante su construcción, el arquitecto principal Washington Augustus Roebling (quien tomó las riendas tras la muerte de su padre) cayó gravemente enfermo y no pudo supervisar la obra en persona, por lo que su esposa Emily Warren Roebling se hizo cargo. Fue tanta su importancia para el proyecto que en su inauguración en 1883, fue la primera persona en cruzar el puente a bordo de un carruaje y con un gallo –de la suerte- en el regazo.
En su parte inferior, el puente tiene múltiples compartimientos de 15 metros de alto que han tenido muchos usos, como para almacenar vino. En 2006, durante una inspección de rutina, se encontró una bodega con provisiones del periodo de la Guerra Fría, como cobijas, medicinas y una gran cantidad de galletas.
Aunque es una construcción perfectamente segura, en ocasiones ha sido cuestionada. Por ejemplo, en 1883, a una mujer se le atoró el zapato entre dos tablas, por lo que comenzó a gritar, provocando que la gente de alrededor pensará que el puente estaba colapsando. Esto llevó a un episodio de pánico colectivo, en el que 12 personas murieron aplastadas por la multitud en las escaleras de salida. El siguiente año, sin embargo, se probó su resistencia al hacer desfilar a 21 elefantes de circo sobre el puente de Brooklyn a Manhattan.
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