Travel Report » Entradas » ‘Couchsurfing’ y ‘wwoofing’, viajar sin dinero
Ago 06, 2013 Jesús Alonso TRAVELER TIPS 0
Barcelona. (EFE / Paco Niebla).- En época de crisis económica y de valores, los viajes alternativos se abren cada vez más camino: desde las rutas solidarias que combinan turismo y colaboraciones con oenegés en el extranjero, hasta el couchsurfing o el wwoofing, otras dos filosofías de viaje que están en expansión.
El profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Oriol Miralbell, opina que el fenómeno creciente de intercambiar casas a la hora de viajar no responde a la crisis sino a una filosofía de vida y a una manera diferente de percibir el mundo.
Dos ejemplos son el couchsurfing, una red social en la que los usuarios ceden el sofá de su casa a los viajeros que quieran, y el wwoofing, una comunidad que se aloja en granjas ecológicas y que trabaja a cambio de alojamiento y manutención.
“Quien practica este tipo de turismo es un sector minoritario, gente que concibe la economía y la sociedad desde vertientes eminentemente no mercantilistas”, afirma el profesor.
Aunque el turismo alternativo se haya extendido en un mundo global gracias a las redes sociales, “que han permitido tener una información suplementaria para establecer contactos”, Miralbell apunta que “estas prácticas no son nuevas”, pero se expanden gracias a las tecnologías que están dando un fuerte empuje a un “turismo social colaborativo”.
“El turismo ha dejado de ser un producto de lujo o esporádico para convertirse en un producto de consumo diario”, según Miralbell, que destaca que también crece el número de personas que buscan un turismo “más de aventura”.
Oriol Miralbell habla de “boom de los viajes alternativos” y aclara que el factor económico incide, pero no es determinante para llevar a cabo estas prácticas.
“Las ideas low cost han favorecido este tipo de cultura porque se ahorran costes a partir de la reducción de servicios prescindibles, pero responde más a una filosofía de vida que a un ahorro económico”, razona.
El couchsurfing -comunidad que ofrece a los usuarios intercambio de alojamiento por medio de la red- es “una forma de viajar que responde a un consumo individual” y que practica mayoritariamente un público joven al que gusta vivir de una manera alternativa.
“Tiene algunas limitaciones porque dependes de los demás, no puedes programar estancias con libertad y tienes la necesidad de adaptarte”, comenta el experto, que niega conflictos de civismo con la práctica del couchsurfing.
“Este tipo de actividad funciona porque la gente está predispuesta. El nivel de satisfacción es muy alto y raramente hay problemas. La vivencia depende más de nuestra actitud que el riesgo de irse a entornos más complicados”, añade.
Miralbell dice que “el turismo es un producto que satisface necesidades de experiencia”, y eso es lo que hace los que practican “wwoofing”, una red mundial que facilita el trabajo voluntario en granjas ecológicas a cambio de hospedaje y manutención.
Mientras el wwoofing y el couchsurfing tienen un carácter más individual, “el intercambio de casas está más enfocado al ámbito familiar, pero no deja de englobar un grupo de gente que entiende el mundo de la misma manera”, según el profesor, que destaca que “en este pacto mutuo hay un factor de voluntad y complicidad; además, las redes sociales permiten más control del cliente”.
Aunque Miralbell puntualiza que “agencias y hoteles se centran en otros segmentos de mercado”, avisa que están teniendo “una reacción tardía y negativa ante cualquier cambio”, pese a controlar la tecnología en Internet.
vía: www.lavanguardia.com
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