El robot aspirador
En 1964, el riojano Manuel Jalón cambio la vida de media humanidad al inventar la fregona. De limpiar el suelo de rodillas a hacerlo de pie, hay un mundo. Y podríamos añadir: de limpiar el suelo a no tener que hacerlo va el universo entero. Aunque más que no tener que hacerlo, se trata de que otros lo hagan por nosotros. Esos otros son los robot aspirador.
Para saber hasta dónde ha llegado la tecnología en los electrodomésticos, basta con mirar unos años atrás y comprobar lo que aún NO conocíamos: aspiradores súper potentes, pequeños y silenciosos, sin necesidad de bolsa; robots de cocina como la Thermomix, que lo hacen todo menos la compra; microondas con horno de aire incorporado; neveras con televisión; cafeteras de cápsulas que compiten con el café del bar; planchas inalámbricas.
Sin embargo, como decimos más arriba, ninguno de estos electrodomésticos hace el trabajo por nosotros. El robot aspirador, sí lo hace.
El robot aspirador se desplaza de forma autónoma y sin cables de una estancia a otra, y regresa a su base antes de que se le acabe la batería para estar listo cuando llegue el siguiente ciclo de limpieza. Dependiendo de cada caso, se puede programar para que cada dos días, por ejemplo, mientras nosotros no estamos en casa, haga la limpieza. Lo ideal es que haga su trabajo de forma periódica y constante para evitar acumulaciones de polvo. El robot llega a las esquinas gracias a sus cepillos laterales.
Casi todos los modelos disponen de sensores para evitar atascos en zonas complicadas. Si observamos su recorrido en los primeros días podremos anticipar algunos problemas, por ejemplo separando del suelo algún cable en el que pudiera quedar enganchado.
Dependiendo del modelo, los hay más preparados para limpiar alfombras, o esquinas, o los hay que incorporan GPS, o luz ultravioleta para destruir bacterias.
Y, atentos, porque ya han llegado los robots friegasuelos.
