Travel Report » Entradas » El verdadero origen de la Navidad
Dic 24, 2014 Jesús Alonso INTERNACIONAL 0
Indudablemente la navidad es una de las celebraciones culturalmente más populares alrededor del mundo. Sin importar que lo anterior se deba a la globalización occidental de diversas sociedades, o a que esta festividad forma parte del arco narrativo en centenares de películas, novelas escritas e incluso dibujos animados, lo cierto es que sus múltiples aspectos icónicos le han valido de fama mundial esto a pesar de que su argumento festivo está ligada a la religión católica (y cristiana).
Pero, al igual que sucede con muchos otros eventos religiosos, el origen de la Navidad surgió dentro de contextos lejanos a la actual naturaleza que se le atribuye. Entre los antecedentes directos de la celebración navideña podríamos enfatizar en la conmemoración del cíclico nacimiento del sol, propia de las culturas paganas de las regiones media y norte de Europa y la Saturnalia romana.
En cuanto al primer antecedente, tenemos el culto pagano alrededor del solsticio invernal del 21 de diciembre. Este día marca no solo la noche más larga del año sino el comienzo del retorno solar: ya que a partir de esta fecha cada día irá ganando terreno a su respectiva noche. La fiesta del ‘renacimiento del Sol’ era celebrada, de acuerdo con múltiples académicos, desde el Neolítico, y en ocasiones incluía la intoxicación ritual y el sacrificio de animales. La tradición sería heredada a los grupos que ocupaban el territorio hoy ubicado como Reino Unido, Irlanda, Francia, Alemania y los escandinavos. En el caso de los nórdicos y germánicos, la celebración llevaba el nombre de Yule.
Entre el 17 y el 24 de diciembre se llevaba a cabo en la antigua Roma una orgiástica festividad en honor a Saturno, dios la agricultura y la liberación. A lo largo de una semana los romanos se entregaban a este caótico festival durante el cual las leyes y normas sociales eran casi temporalmente abolidas. Finalmente el 25 de diciembre se conmemoraba el natalicio del Sol Invictus: en franca alusión al renacimiento del sol, tras el solsticio invernal, que se destejaba con anterioridad en otras culturas. Y precisamente esta fecha parece haber sido retomada por la religión católica para consagrar el nacimiento de Jesucristo, evento que se venera en la Navidad.
· El árbol de Navidad es el Árbol de la Vida
Entre los nórdicos y algunos grupos germánicos, el Yule se celebraba en torno a un gran árbol, el cual era decorado con velas que colgaban de sus ramas –probablemente haciendo referencia a las luces del firmamento–. Simbólicamente el árbol representaba el renacimiento de algo, seguramente asociado al regreso del sol, mientras que en su acepción de axis mundi o Árbol de la Vida, este simboliza el centro sagrado de la Tierra, desdoblado en una especie de eje cósmico que enlaza lo mundano y lo divino. Siglos después esta tradición derivaría en el actual ritual del árbol navideño.
· La navidad más allá del mainstream
Celebrada efusivamente por muchos, y aborrecida por otros tantos, lo cierto es que la Navidad responde a una festividad ligada a uno de los arquetipos más esperanzadores, y necesarios, incluidos en el arca de la conciencia humana: el renacimiento. Y más allá de contextos religiosos o socioculturales, estamos hablando (al menos en el caso del hemisferio norte) del renacer del Sol el dador de vida por excelencia. De acuerdo con esta premisa, el 25 de diciembre es una fecha especial, o al menos un pretexto para cultivar una reflexión retrospectiva, una especie de reset mental, que nos recuerde la importancia de la unidad y de los afectos compartidos.
Vía: http://omarbecerrav.blogspot.mx/2013_12_01_archive.html
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