Travel Report » Entradas » “Flashpackers”, mochileros con estilo
Dic 11, 2013 Jesús Alonso TRAVELER TIPS 0
Son algo mayorcitos, viajan equipados con tecnología, buscan trato personalizado y un baño privado
El flashpacker es un viejo backpacker (mochilero) que ahora tiene entre 30 y 45 años, se cortó las rastas, dejó atrás la pinta hippie y viaja con su iPad y su cámara réflex, buscando más comodidades, como internet o baño privado, pero sin renunciar al excepcional ambiente de naciones unidas y buena onda que nace en este tipo de alojamientos.
“La experiencia del backpacker está cambiando; todavía les gusta viajar intensamente con su mochila; quieren seguir compartiendo su tiempo y conociendo a otros viajeros, pero también quieren una cama cómoda”, dice Coralie Bruel, responsable de comunicación del hostal Masaya, en el barrio de la Candelaria, en Bogotá.
Hace seis años, tres italianos y un bogotano recorrieron Colombia con una mochila a la espalda y se percataron de que todos los hostales en los que dormían tenían un gran ambiente, pero muchas incomodidades. Ahora que están más cerca de los 40 que de los 20, se han convertido en flashpackers y por ello han diseñado un hostal a su medida, el Fulano Backpackers.
En Bogotá, de momento, solo estas dos propiedades se han apuntado a esta tendencia europea, creando lo que definen como “un hotel boutique con ambiente de hostal”, en palabras de Coralie Bruel. “La gente que viaja cada vez tiene más ganas de sumergirse en la cultura local. Sin embargo, un hotel es igual en cualquier parte del mundo; llegas y te encierras en la habitación. Nosotros proponemos actividades donde todos se juntan alrededor de la cultura colombiana”, agrega.
Bruel lo resume así: “Antes había una separación muy clara entre los que viajaban con todo organizado y gastando mucho dinero, y los jóvenes estudiantes que después de un intercambio se quedaban a recorrer el país, con poca plata y a la aventura. Ya no”.
Hoy en día esos viajeros crecieron. Ya no son estudiantes, sino profesionales; llevan toda la vida viajando y disponen de un presupuesto mayor para compensar la sensación de libertad que les roba el tener menos tiempo, pero, sobre todo, no quieren perder la esencia del viajero; la aventura. Son los que dicen ‘conocí’ en lugar de ‘vi’; los que optan por comer en la casa del guía local antes que en una franquicia de restaurantes.
Una tesis universitaria
Masaya se ubica en una casa colonial totalmente reformada. Sus precios van desde los 18 mil pesos colombianos (unos 120 pesos mexicanos) en dormitorio compartido hasta los 120 mil en habitación privada (800 pesos mexicanos), que alcanza la categoría de un hotel de primer nivel. “La idea es adaptarse al lugar y crear un ‘hostal cultural’, más en sintonía con la gente que llega; por eso elegimos una casa colonial con un diseño moderno”, dice Nicolás Poupard.
Los propietarios de Masaya, Poupard, Paul de Lavalette y Vianney Koussens, de 27 años, llegaron a Colombia hace 6 por un intercambio universitario y se enamoraron del país. Cuando regresaron a Francia propusieron el proyecto como tesis de carrera y hace dos años volvieron para desarrollarlo. Masaya lleva 18 meses abierto y hace tres semanas inauguró su segunda casa hotel, en Santa Marta.
Uno de los huéspedes, Álex Murillo, de 27 años, cuenta que “lo bueno de estos hostales es el encanto que tienen; es un ambiente familiar, aquí te cuidan, preguntan cómo te ha ido… Que te reciban así no tiene precio”.
Esa era la misma idea que compartían los italianos Sandro Priami, Gabriele Valentin, Lorenzo Tognali y el colombiano Diego Torres cuando crearon Fulano Backpackers: “Un lugar agradable que le de argumentos al viajero para quedarse un poco más en la ciudad”, explica Torres. Con esa mentalidad, estos treintañeros se encargan de hacer que el hostal parezca más un hogar que un lugar de paso. En solo tres meses, han logrado que 50% de sus visitantes alargue la estancia.
Luces de neón, un billar en la sala que antecede al bar; un pequeño cine, otra sala de lectura para hacer bookcrossing (intercambio de libros) y una cocina con comedor y asador para que la comida se convierta en otro punto de conexión. Así es Fulano, custodiado por Elio, un perro de raza basset hound que se ha convertido en dueño y señor de esta casa de estilo inglés de los años 40.
Carlos Lozano, huésped de Fulano Backpackers, es de Venezuela, y su trabajo como ingeniero lo obliga a viajar por hoteles de cinco estrellas por toda Latinoamérica, pero para sus vacaciones escoge siempre hostales: “Aquí uno se siente en casa -dice-. Si vas a un hotel no conoces a nadie, no te integras, no saboreas la cultura. A veces es aburrido”.
Se los ha llamado ‘la nueva generación del mochilero’, pero no son nuevos. ‘Flashpacking’ hace referencia a un viajero ‘flash’, con estilo, así como al hostal que se adapta a él, ofreciendo servicios de hotel con tarifas de ese segmento. El ‘flashpacker’ viaja equipado con tecnología y cuenta con más presupuesto.
vía: http://www.eluniversal.com.mx
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