Travel Report » Entradas » Historia de los Pastes (Hidalgo)
Feb 05, 2013 Jesús Alonso MÉXICO 0
Es una deliciosa empanada cuya base es harina de trigo con un relleno que resulta de una combinación con carne de res finamente picada, poro, papa y perejil. Es una herencia de las costumbres británicas arraigada gracias a los mineros ingleses que trabajaron en las regiones de Pachuca y Real del Monte. Los pastes se adoptaron en la comarca porque estuvieron directamente relacionados a la alimentación de la población minera; los trabajadores podían llevar los pastes consigo cuando ingresaban a los tiros y socavones y lo disfrutaban igual los mineros que los administradores, apoderados o propietarios, así como sus familias. Al mexicanizar este producto se agregó chile a la receta original. El gran secreto que guarda su sabor está en la consistencia de la masa y su proporción de levadura, así como en la incorporación del relleno para su cocimiento en horno. En los últimos años han creado algunas variantes de los pastes con relleno de diversos guisados o con pasta de hojaldre, sin embargo en estricto apego a las tradiciones no se trata de pastes, sino de simples empanadas.
Diez años después de la llegada de los ingleses, el paste ya había conquistado las mesas de la región, como Pachuca, Omitlán, Huasca, Tulancingo y, a últimas fechas, avanza hacia la huasteca hidalguense y la Ciudad de México, donde ya existen “pasterías” con servicio a domicilio.
Visitar Real del Monte es visitar un pueblo minero donde cada rincón tiene historia. Aunque la minería ha decaído, su gente ve con confianza el futuro, y su orgullo se mantiene gracias a su pasado histórico, que incluye la primera huelga de América, en 1766.
Durante la intervención francesa, en 1876, se escenificó aquí la batalla de Casas Quemadas, donde una partida de chinacos y mineros derrotaron a 200 franceses. Como dicen los realmontanses, con sus 2 750 msnm, es la ciudad más alta del país, donde “moriremos tranquilos, comiendo pastes, porque sabemos que estamos más cerca del cielo.”
Después de salir de Pachuca, y subiendo una carretera panorámica de 9 kilómetros, se llega al gran anfiteatro natural donde se edificó el pueblo. Siguiendo el contorno del terreno, quizás para defenderse del frío. Llegamos a la casa donde nos esperaban las señoras Josefina y Silvia, madre e hija, con todos los ingredientes preparados para mostrarnos la receta del paste tradicional. Rodeada de hijos y nietos, curiosos por ver trabajar a doña Jose. Mientras se colocaban unos leños más en el horno de tabique rojo para darle ese tono pardusco ideal para la cocción de los pastes, doña Jose fue mostrándonos paso a paso, la elaboración.
Finalmente fueron arrinconadas las brasas y acomodadas las hojas e lámina con su cargamento; cerró la puerta, sellándola con trapos húmedos; pasados quince minutos, hizo la primera inspección; otros diez minutos más de calor, ya sin sellar la puerta, y empezamos a percibir un aroma delicioso. Momentos después sacaron las charolas del horno y, acompañados de jarros de café puro, empezó el festín de los pastes; este delicioso platillo inglés que llegó a Real del Monte para quedarse, agradecido quizás por el amor mostrado por nuestras mujeres y el paladar de quien los prueba.
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