Si deseas conocer la más exclusiva  fusión entre cultura y gastronomía británica, no te puedes perder este artículo que encontramos en la red, escrito por Isabel García en donde nos da todos los detalles de HOLBORN.

Lo último de lo último en Londres dura poco. Ya se trate de moda, marcha noctámbula, diseño, arquitectura o gastronomía, como es el caso. Pero si a la coletilla de “novedad altamente recomendable” se añade la ubicación del restaurante que nos ocupa en un fascinante edificio eduardiano con tintes Belle Époque, un menú clásico cuajado de giros vanguardistas y los ingredientes más interesantes de la cocina británica, el resultado es éste: Holborn Dining Room & Delicatessen.

Una nueva (y exclusiva)brasserie inmersa en la segunda planta del todavía más exclusivo hotel Rosewood London, un pedazo de lujo americano (es una de las cadenas más sibaritas de Estados Unidos, aunque sus tentáculos se extienden ya a Dubai, Pekín o Shanghai) instalado en pleno barrio de Holborn, a unos pasos del meollo financiero de la capital británica, la City.

De ahí su talante animado a más no poder, sobre todo en el momento afterwork de cualquier día entre semana, cuando los estresados comerciales, banqueros, brokers y demás tribus capitalistas abandonan la oficina en busca de la hora feliz. Eso no quita para el nuevo Holborn Dining Room & Delicatessen, con sus aires de sofisticado club inglés de toda la vida, esté abierto los siete días de la semana tanto para desayunos, almuerzos o cenas. O para la hora del té. O del cóctel… Ambiente distendido no le falta.

Por si cabía alguna duda, los domingos, con sus brunchs, ya apuntan como el día fuerte, pese a no llevar en activo más que unas cuantas semanas (el restaurante abrió el 24 de febrero)… Pero basta echar un vistazo a las biblias turísticas de la ciudad, estilo la revista Time Out, para comprobar que el local ya forma parte de la lista de imprescindibles gastronómicos para domingueros irredentos y con mucha gula. Eche un vistazo a la mesa dispuesta aquí arriba para hacerse una idea de su oferta.

Los menús de la brasserie, comandada por el chef Lee Bull (antes, cabeza visible de los refinados Le Caprich y Scott’s, también en Londres), se divide en ocho secciones: carnecuradas, platos fríos (steak tartar, salmón ahumdo…), calientes (sopa de cebolla y sidra, vieiras a la plancha, calamares…), crustáceos (pruebe las ostras o la Real Fuente de Marisco, con todos los moluscos imaginables), principales (solomillo, hamburguesa de gambas con tartar jalapeño o el clásico fish & chips en versión pija), acompañamientos (desde puré de patatas a endivias con queso azul), sándwiches y postres.

Dentro de los postres, nos quedamos con el bizcocho borracho, el pastel de plátano o elpudding de whisky. Pero hay más: gofres en sirope de arce, una selección de quesos ingleses… Puede catarlos tanto en el restaurante (para 184 comensales), como en el bar (35) o la terraza (caben 50), aposentada en uno de los patios interiores del hotel. En el primer caso, el diseño típicamente british, ha corrido a cargo del estudio Martin Brudnizki, que ha pensado en exquisitos espejos, mucha madera de roble, lámparas de infarto y sillones tapizados en piel en tono bermellón. Glamour puro y duro.