Huapalcalco, otra víctima del vandalismo humano
Apenas la semana pasada platicábamos de la ausencia en la sociedad de una cultura de prevención para la protección y salvaguarda de nuestro patrimonio cultural. Ahora en los medios ya se habla de un nuevo caso de devastación arqueológica.
Menos llamativa que otras, pero igualmente deplorable y grave. Se trata de la zona arqueológica de Huapalcalco en el estado de Hidalgo, sitio que está considerado como uno de los más antiguos en haber sido ocupados por el hombre americano hace unos 13 mil años, tal y como lo comprueban las fechas de sus pinturas rupestres y artefactos milenarios correspondientes a la cultura Clovis, pero que al mismo tiempo logró trascender más allá del periodo clásico hasta vincularse primero con la cultura teotihuacana y luego con la tolteca, de la que fue sede de su Segundo Imperio, alcanzando su auge en el epiclásico.
Situado en la carretera Pachuca-Tulancingo, en la actualidad Huapalcalco, el lugar de la casa de madera, es víctima de la desidia y del vandalismo humanos. Sólo hasta fechas recientes el Instituto Nacional de Antropología e Historia ha comenzado a reparar en él, pero todavía hace un par de años, era generalizado el clamor entre los investigadores del área porque fuera rescatado del olvido. Y es que lamentablemente apenas ahora el propio Instituto se manifiesta preocupado por la integridad de esta zona arqueológica al denunciar que pobladores de la región están desmontando materiales del centro ceremonial para construir sus casas. Y uno pregunta ¿por qué la autoridad tardó tanto en reaccionar, es decir cuando ya los daños son irreversibles? Esta desidia y actitud omisa, esta falta de compromiso y de responsabilidad para con el patrimonio nacional y de la humanidad son inadmisibles.
La cuestión es que en la medida en que toleremos cualquier tipo de atropello a nuestro legado cultural, estaremos destruyendo nuestra historia, y con ello, nuestras raíces y nuestra identidad. ¿Qué necesitamos que ocurra para que tanto la autoridad como la sociedad asuman su responsabilidad? Ojalá que el tiempo no nos rebase y pronto entendamos que la tarea de velar por nuestro patrimonio cultural es de todos, porque todos, sin excusa alguna, tenemos el deber de perpetuar este legado a las siguientes generaciones. Hasta aquí mi reflexión, queridos amigos.
