Travel Report » Entradas » La estremecedora leyenda de la Dama de Hierro
Ago 14, 2013 Jesús Alonso MÉXICO 0
Frente a la Casa Chata son abundantes de edificios coloniales, en el atrio de la iglesia del Santo Oficio a mediados del siglo XVII el oidor de la inquisición Don Pedro de Almanza salía de misa, pero desgraciadamente conoció a Doña Manuela de Aldrete, una de las mujeres más bellas del virreinato, casada con el noble caballero Don Gonzalo García y Maldonado. Para conocerla Don Pedro urdió un plan para ser presentado a Don Gonzalo e invitado a su casa, lo cuál logró gracias a sus mañas y conocidos.
Así las cosas, conoció personalmente a Doña Manuela a la cuál no le simpatizó el taimado sujeto, que al principio le hacía unas leves insinuaciones a la bella dama, pero después esto se convirtió en acoso; todos los días y a todas horas le requería de amores. A parir de esa fecha sus visitas se hicieron frecuentes y cierta tarde aprovechando la ausencia del marido le malvado Don Pedro hizo saber a Doña Manuela sus nada honestas pretensiones, a lo cuál ella indignada lo corrió. Pero la pobre mujer no podía hacer ningún tipo de denuncia de los que estaba viviendo ni a las autoridades ni a marido; ya que Don Pedro al ser oidor ejecutor del Santo Oficio, solo bastaba una orden de el para arrestar al marido.
El ejecutor hizo llamar al herrero del Santo Oficio, Gabriel Marotto, para mandarle elaborar un instrumento de tortura diabólico, que el mismo Don Pedro había diseñado: un sarcófago de hierro tachonado en su interior de afiladas puntas con un par de picos en los ojos uno en el corazón y otros tres en las entrañas, para que a la hora de cerrar la macabra prisión, cada uno de esos picos se enterraran en la víctima. Este instrumento iba a ser de “uso” exclusivo para mujeres, por lo que se le llamó La Dama de Hierro.
Tramando un perverso plan encárgole la hechura de tal aparato al susodicho herrero. El intrigante y perverso Don Pedro tramó un plan diabólico haciendo que las apariencias creadas por el hicieran parecer a Doña Manuela como adúltera a los ojos de su crédulo y tonto marido. El caballero llegó a urdir un plan perverso: contrató a un joven calavera para que se metiera a la alcoba de las inocente dama y claro, el marido al descubrir la “traición” dio muerte al “amante” y mayúscula fue su sorpresa al encontrar una nota que supuestamente escribió su esposa a aquel joven. Razón por la cuál la inocente mujer al verse acusada de un delito no cometido prefirió darse muerte, dejando una nota en la que patentizaba su inocencia y la maldad de Don Pedro.
Don Gonzalo, analizando lo sucedido, tiempo después se dio cuenta los engaños de los que había sido víctima, las venenosas palabras de Don Pedro, la bondad de Doña Manuela; el pobre hombre nunca se pudo recuperar de tal cosa.
A partir de aquella terrible noche el perverso sujeto permanecía hasta muy avanzada la noche en el edificio del Santo Oficio; en una ocasión visitando el sótano donde se hallaba La Dama de Hierro sintió una corriente helada seguida de una figura fantasmal avanzando hacia el y unas manos poderosas que lo arrojaban dentro del sarcófago de hierro.
Así pasaron días, semanas y meses, dándosele por desaparecido. Pero al llegar nuevos verdugos oidores e inquisidores hicieron que fuese abierta La Dama de Hierro, encontrando dentro de ella el cuerpo de Don Pedro; del cuál su espectro hay quién asegura verlo penando por la plaza de Santo Domingo, sin encontrar descaso a su alma y pagando por la tremenda injusticia que cometió en vida.
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