Travel Report » Entradas » Las piñatas de Acolman, Estado de México
Jun 17, 2015 Jesús Alonso ¿A DÓNDE VAS?, Estado de México, MÉXICO 0
Todos sabemos que en México las piñatas constituyen un elemento central de los cumpleaños y las posadas en época navideña. Pero lo que no todos saben, es que las primeras de ellas tuvieron su origen en Acolman, Estado de México.
Según lo narra el explorador Marco Polo en su libro ‘’LOS VIAJES DE MARCOPOLO’’, las piñatas son originarias de China, en donde se utilizaban para las celebraciones de año nuevo.
Sin embargo, también existe evidencia de que los aztecas realizaban una festividad similar para celebrar al dios Huitzilopochtli.
Marco Polo vio cómo los chinos confeccionaban una figura de vaca, de buey o de búfalo cubierta con papeles de colores a la que le colgaban instrumentos agrícolas. Esta figura animal hueca tenía un uso ritual, ya que con ella realizaban una ceremonia al inicio de la primavera, coincidiendo con el año nuevo chino. Los colores de la figura representaban las condiciones en que se desarrollaría el año, siempre en relación con la agricultura. El buey o la vaca estaban rellenos de semillas de cinco clases que se derramaban cuando los mandarines las golpeaban con varas de diferentes colores.
Según el ritual, después de haberla vaciado, se quemaba el papel, entonces la gente trataba de obtener un poco de esas cenizas, puesto que eran consideradas de buena suerte para todo el año.
Cuando esta tradición llegó a Europa, pasó de ser un mito pagano a ser cristiano, debido a las fuertes creencias religiosas de la Edad Media Europea. La piñata se usaba para la celebración de la Cuaresma. Así, al primer domingo se le llamaba Domingo de Piñata en Italia, donde la piñata era una olla de barro con papeles de colores llena de dulces. Para romperla, las personas se vendaban los ojos. Se uso para atraer a la gente a ceremonias religiosas y posteriormente se apropiaron de la piñata para sus celebraciones populares.
De allí pasaron a España, en donde fueron los conquistadores españoles quienes trajeron y difundieron la práctica de la piñata en México, donde se hizo muy popular. Pronto utilizaron la piñata como herramienta de evangelización en el Nuevo Mundo. A principios del siglo XVI, los misioneros españoles que fueron a América trajeron a los indios a sus ceremonias utilizando piñatas. Los frailes hábilmente transformaron la ceremonia tradicional de la olla de barro en sesiones de instrucción religiosa. Lo hicieron al cubrir la olla con papel de color, y darles tal vez, un aspecto impresionante. La tradición de la piñata moderna se dice que se originó en el mismo momento en que se originaron las posadas de la Navidad en Acolman de Netzahualcóyotl, en el actual Estado de México, cerca de la zona arqueológica de Teotihuacán.
En 1586 los frailes agustinos de Acolman recibieron la autorización del Papa Sixto V para celebrar lo que se llamó “misas de aguinaldo”, que más tarde se convirtieron en las posadas. Fue en esas misas que tuvieron lugar en los días previos a la Navidad que los frailes introdujeron la piñata, la cual utilizaron como una alegoría para ayudarse en sus esfuerzos por evangelizar a los nativos de la región.
La piñata original tenía la forma de una estrella con siete picos.
Los picos representaban los siete pecados capitales y los brillantes colores de la piñata simbolizaban la tentación. La piñata se transformaba en una representación de la fe ciega y de la virtud o la voluntad para vencer el pecado. Los caramelos y otras golosinas dentro de la piñata representaban las riquezas del reino de los cielos, por lo tanto la enseñanza que se acompañaba con fe y una sola virtud podía vencer el pecado y recibir todas las recompensas de los cielos.
Una vez en México, los misioneros agustinos recurrieron a esta tradición como parte de la evangelización, convirtiendo a la piñata en un elemento con sentido religioso. Decían que los adornos de oropel (láminas de latón que imitan el oro), simbolizaban las vanidades y engaños del mundo. La fe está representada por la venda con que se cubren los ojos de los que van a romperla; el palo que utilizan para tal fin, es la fuerza de la virtud que destruye la falsedad y engaños, mientras que el contenido de dulces y frutas representan la verdad y los dones que la naturaleza nos concede como premio de la fe y la perseverancia.
Se incorporó como parte de las posadas, extendiéndose esta costumbre con mucha rapidez dentro de la sociedad mexicana, aunque con la desaprobación de la iglesia, que veía como durante estas celebraciones había cantos festivos llenos de picardía que devaluaban el sentido solemne y religioso de esta fiesta. El clero prohibió terminantemente las piñatas entre 1788 y 1796, pero ante el escaso éxito que se tuvo para erradicarlas del ánimo popular, la prohibición tuvo que levantarse en 1818.
El pueblo se apropió de ella para las celebraciones populares y fue así como se ha mantenido entre nosotros. Pegarle a la piñata es una diversión que encuentran principalmente los niños, y cuando los dulces caen, todos corren en su búsqueda.
Cada año la gente llega de visita a Acolman para comprar las más originales de todas las piñatas; y tan importante es la actividad en esta población del Estado de México, que año con año celebran su festival de piñatas.
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