Travel Report » Entradas » Las verdades de un plan chino
May 12, 2014 Jesús Alonso CURIOSIDADES 0
Un plan chino es una situación engorrosa, aburrida, anodina, penosa o ridícula en la que uno mismo se coloca, al tiempo que dice para sus adentros: «¿y yo qué chingaos hago aquí?».
Quizá muchos no conocíamos el término, pero equivale a decir «Pésimo plan», «¡Qué horror!», «¿En qué diablos estaba pensando cuando dije que sí?», «Ahorita podría estar haciendo cualquier otra cosa», «¿Cómo llegué hasta aquí?» o «¿Qué hice yo para merecer esto?». En la mayoría de los casos nos toman por sorpresa; es decir, no sabíamos o no nos imaginábamos que iba a ser un plan chino, pero en muchos otros sabemos de antemano lo que nos espera. Y la verdad, no sé qué resulte peor.
Los bautizos o primeras comuniones mañaneros son planes chinos «prototípicos», que obligan a levantarse temprano, dejar a un lado cualquier otra cosa —ir a correr, desayunar tarde, o simplemente dormir más— para asistir a una misa —corta o larga, da igual— y luego quedarse entacuchado, con la barriga llena de tamales o crepas a las dos de la tarde, sin nada que hacer, porque ni siquiera se puede ir a comer.
Cuando se es adolescente, el peor plan chino es la fiesta de la tía o de la tía abuela, en la que cantan boleros que uno ni se sabe, la comida no le gusta y las horas pasan largas, largas. Ya mayorcito se convierte en plan chino todo lo que tenga que ver con la familia putativa —del latín putativus, adjetivo que significa «reputado o tenido por padre, hermano, etcétera, no siéndolo»— o política: llámese el cumpleaños de la suegra, el aniversario de sus tíos —los de él o los de ella— o la fiesta infantil de su sobrina.
Para ti, ¿cuál sería un plan chino?
Vía: algarabia
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