Travel Report » Entradas » Leyenda España: Los amantes de Teruel
Ene 27, 2016 Jesús Alonso ¿A DÓNDE VAS?, INTERNACIONAL 0
Hoy en historias y leyendas de México y el mundo nos vamos hasta Teruel, ciudad española que fue testigo de este triste relato del siglo XIII donde se narra la vida de dos jóvenes que ni la muerte puedo separar.
A principios del siglo XIII habitaron en la región de Teruel: Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura, ambos pertenecientes a dos de las familias más importantes de la región, pero rivales entre sí por cuestiones de linaje. A pesar de ello ambos, jóvenes se habían jurado amor eterno y mantenían el compromiso de luchar por ese amor, pues sabían que el uno sin el otro simplemente no podrían vivir. Estaban decididos a casarse, pero los padres de Isabel de inmediato decidieron que lo mejor para su hija sería contraer matrimonio con un hombre rico y proveniente de una mejor familia.
Cuando Isabel se enteró, se sintió morir, pero resignada y obediente aceptó los planes de sus padres. Juan, al enterarse y sin poder hacer nada al respecto, una noche antes de la boda fue a buscar a su amada para despedirse definitivamente. Juan le pidió un beso de despedida a Isabel, pero está se lo negó, porque quería causarle un desaire y lograr alejarlo para siempre de su vida; a pesar de que su corazón y sus sentimientos le dictaban lo contrario.
Aquél desaire de Isabel a la boda que se aproximaba fueron un golpe que el corazón de Juan no pudo soportar y aquella noche, debido a la profunda tristeza y decepción de saber que su amada había terminado con aquél juramento que algún día ambos habían hecho, murió.
De inmediato comenzó el alboroto en la región, pues al día siguiente habría dos misas por celebrar en la catedral de Teruel: el funeral de Juan Martínez de Marcilla y dos horas más tarde; la boda de Isabel de Segura.
Isabel se encontraba atónita. La invadía una profunda tristeza: el amor de su vida se había ido para siempre y ella estaba condenada a pasar el resto de sus días al lado de un hombre a quien no amaba. Así que, antes de llegar a su boda, la joven decidió asistir al funeral de Juan, a pesar de saber que no sería bien recibida, logro acercarse al cuerpo de su amado, inmóvil y sin vida. Al contemplar sus labios no pudo evitarlo y le dio aquél beso de despedida que la noche anterior le había negado, fue el beso más profundo, dulce y al mismo tiempo amargo que jamás habían palpado sus labios.
Un beso intenso y suficiente para que el corazón de la joven se detuviera para siempre, muriendo al instante, ahí mismo, sobre el féretro de su amado.
De inmediato, la familia de Juan Marcilla tendió a la joven junto a su amado y fueron sepultados juntos; conservando la memoria de aquel amor desafortunado e imposible.
No se pierdan la siguiente leyenda, donde les cuento las diferentes historias y relatos de cada rincón del mundo, porque leer también es viajar.
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