Misterios creados por las manos de Tlaquepaque
Hace ya bastantes siglos que San Francisco de Asís dio vida a los nacimientos. Originalmente, no eran figurillas artesanales, sino personas que recreaban el nacimiento de Jesús. Poco a poco, el nacimiento estático fue remplazando a los pesebres vivientes para convertirse en una de las tradiciones preferidas durante la época del adviento.
En México, los nacimientos –también llamados pesebres o belenes- se utilizaron para evangelizar a los nativos, convirtiéndose en elementos esenciales de los festejos navideños.
Con el paso de los años, la creación de nacimientos se ha vuelto una especialidad artesanal que a muchos deja boquiabiertos, pues tanto la destreza de los artesanos como sus muy diversas formas y técnicas de representar el “misterio”, han enriquecido esta práctica.
Uno de los lugares insignes para la fabricación de nacimientos es el pueblo de Tlaquepaque, Jalisco. A escasos minutos de la capital tapatía se encuentra este poblado, el centro artesanal más importante para Jalisco. La alfarería es su actividad más refinada y de la que parten los más hermosos nacimientos del país. Tanta es su belleza que muchos de ellos, de tamaño real y un poco más, han sido llevados fuera de México.
Según nos cuenta Enrique Ramos, Secretario de Turismo de Jalisco, “los nacimientos monumentales son ya una tradición en la zona metropolitana, de manera particular en Guadalajara y Zapopan. En ellos comulgan la devoción y el fervor por estas fechas decembrinas”.
¿Les damos una mirada?
[new_royalslider id=”58″]
