Travel Report » Entradas » República Dominicana: mucho más que Punta Cana
Abr 07, 2016 Jesús Alonso ¿A DÓNDE VAS?, INTERNACIONAL 0
La República Dominicana tiene mucho, pero mucho más que ver que las bellas playas de Punta Cana. Con quinientos años de historia y tradición, una espléndida arquitectura y una gastronomía para chuparse los dedos, es un destino que lo tiene todo. Aquí te decimos por qué.
Descubierta por Cristóbal Colón en 1492, la República Dominicana fue el símbolo de las maravillas del Nuevo Mundo, y hogar de la primera ciudad del continente, la actual Santo Domingo. Con tesoros coloniales como el Fuerte de San Felipe en Puerto Plata y la Catedral Primada de América en Santo Domingo, fascinantes museos del ámbar, del ron y la caña y del arte moderno, emblemáticos sitios como La Antigua y personajes icónicos como las hermanas Mirabal, la isla es un testimonio vivo de lo que ya fue.
La República Dominicana es un riquísimo crisol de tradiciones adornadas con el candor tan particular de su gente, cuyo extraordinario encanto se manifiesta en escenas tan simples como un grupo de amigos jugando dominó en el colmadón de la esquina, un improvisado merenguito en pleno carnaval, o el colorido puesto de flores del mercado local. Sin importar qué parte de la isla sea, la gracia de sus costumbres siempre se hace presente.
La cocina regional dominicana es tan rica como su cultura. En ella abundan los sabores de la tierra, como el plátano verde, el cacao y la yuca, así como los frutos marinos de sus costas, y los condimentos de sus fértiles valles. Especialidades como el mangú y el mofongo, de plátano verde, y el majarete, de leche y maíz, son placeres que complacen a cualquiera.
La isla caribeña es única en su belleza y abundancia natural. Además de sus 400 kilómetros de playas de aguas turquesa y arena blanca como talco, cuenta con otros sorprendentes paisajes, como el valle rodeado de pinos de Constanza, “la Suiza del Caribe”, las sublimes cascadas de La Vega, o las misteriosas grutas decoradas con pinturas rupestres de San Pedro de Macorís.
La pintoresca hermosura de la isla, aunada a sus magníficas iglesias y sus preciosos hoteles, hace de este destino el mejor escenario para dar el sí. Ya sea con el mar de testigo o encuadrada con el encanto medieval de Altos de Chavón, pocos lugares en el planeta son tan propicios para hacer florecer la promesa del “por siempre”.
Las noches en la República Dominicana son simple y sencillamente, mágicas. Mientras Santiago pulsa con los ritmos del acordeón, la güira y la tambora del merengue; Punta Cana con los beats de sus espectaculares clubes nocturnos; y Santo Domingo con las risas de sus terrazas, en cada rincón de la nación caribeña abunda el ritmo y la pasión.
Desde caminar entre estrellas de mar en la cristalina piscina oceánica de La Palmilla, hasta pasear en los manglares de Boca de Maimón, subir a lo más alto del pico Duarte, o salir a altamar en busca de ballenas jorobadas de la Bahía de Samaná, la República Dominicana es ideal para vivir grandes experiencias en el patio de juegos de la Madre Naturaleza.
Sombreros de palma y joyería en ámbar y larimar, alta costura y semillas de cacao, artesanías de madera tallada y cajas de puros que rayan en la perfección… la increíble riqueza de la isla se refleja en las creaciones de su gente y en las bendiciones de su territorio. Ya sea en los grandes centros comerciales de Santo Domingo, en el mercado de artesanías de Bávaro, o en un pequeño local en las coloridas calles de Santiago, puedes estar seguro que encontrarás mucho más de lo que estás buscando.
Los amantes de este refinado deporte podrán disfrutar de más de 25 espectaculares campos, diseñados por leyendas como Pete Dye, Tom Fazio y John Nicklaus. Frente al Caribe o entre suaves colinas, la gentil brisa y el clima siempre amable de la República Dominicana prometen retos intrigantes y swings inolvidables.
Con un vuelo directo a Santo Domingo saliendo desde la Ciudad de México, 8 aeropuertos en distintas partes de la isla, entrada sin visa, hoteles y resorts para todos los bolsillos, tiempos de viaje muy reducidos, centros de convenciones, y una diversa agenda cultural, la República Dominicana tiene todo para un viaje extraordinario.
Además de todas estas razones, lo que realmente permanece en la memoria es la genuina hospitalidad de los dominicanos, siempre dispuestos a ofrecer una sonrisa, un buen baile, o una cerveza Presidente, como dicen ellos, vestida de novia. Para unas vacaciones largas o una escapa de fin de semana, la República Dominicana es una extraordinaria opción.
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