Travel Report » Entradas » Secretos de la Fontana di Trevi
Ene 06, 2014 Jesús Alonso INTERNACIONAL 0
Una tradición romana que genera millones de euros al año, que ayuda a los necesitados, pero también y según el número de monedas que se lancenpermite encontrar el amor… ¡o perderlo!
¿Sabías que la costumbre de tirar tres monedas a las aguas de la Fontana di Trevi produce ingresos de un millón de euros al año? Y eso descontando las monedas que de noche y al descuido se roban algunas personas. Lo que efectivamente se recauda se entrega a la Fundación Cáritas. Con ese dinero, entre otras cosas, se financia un supermercado para los más necesitados.
La práctica turística es una buena inversión, no cabe duda. Pero si algún día estás frente a la fuente, también deberías cuidar tu fortuna cuando arroje las monedas. No es cuestión de tirarlas a lo loco si quieres resultados. Tienes que tomar cada moneda con la mano derecha, ponerte de espaldas a la fuente y lanzarla por encima de tu hombro izquierdo.
La tradición garantiza con dos monedas un inolvidable romance, pero ¡ojo! la tercera hace que ese romance se transforme en matrimonio. Y si ya estás casado, esa tercera moneda te asegura un divorcio. ¡Mira las cosas que te pueden pasar por no estar bien informado!
Si vas por tu cuenta, corres el riesgo de no encontrarla, pues está endiabladamente encerrada entre edificios y como uno camina en Roma con la boca abierta (justificadamente), podrías pasar de largo sin verla. Para llegar a la pequeñísima Piazza di Trevi, puedes tomar el metro línea A y bajar en la parada Barberini. Desde allí, agarra por la Vía del Tritone y gira en la Vía Poli.
Lo que la hace magnífica es que está recostada en el impresionante Palacio Poli, que tiene un excelente museo, pero la gente le da poca importancia, no solo porque la Fontana se lleva todo el mérito, sino porque frente a la fuente hay varios restaurantes y heladerías donde los turistas descansan apaciblemente.
Vale la pena señalar que la base original de Alberti estuvo en pie como 200 años, hasta que el papa Urbano VIII le pidió a Bernini que se hiciera un nuevo proyecto. Lo primero que hizo Bernini fue cambiarla de lugar para que quedara a la vista del Palacio del Quirinal. Pero Urbano VIII se murió, el proyecto fue abandonado y lo retomó el papa Clemente XII recién, en 1730. En ese momento rescató el proyecto Nicola Salvi. La obra demoró en concluirse 30 años, más de lo que lograron vivir Clemente XII y el propio Salvi.
vía: http://www.eluniversal.com.mx
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