Travel Report » Entradas » Springbreakers: ¿ángeles o demonios del turismo?
Mar 07, 2015 Jesús Alonso ¿A DÓNDE VAS?, MÉXICO 0
La sola mención de la palabra “springbreakers” sirve para que los turisteros de aquí y allá afinen sus antenitas de vinil: para algunos, su llegada es motivo de alarma, pues la mala fama de destruir lo que encuentren a su paso los acompaña; para otros, es sinónimo de negocio redondo, pues la cantidad de dólares que derraman en un corto tiempo no es para nada despreciable. Demonios, sátiros, pecadores, pensarán ciertas personas. Ángeles de cartera rebosante, aseguran otros tantos. Echemos una mirada a esos singulares personajes.
El origen…
Sucede que por allá de 1933, la Asociación de Entrenadores de Natación de Institutos de Educación Secundaria de Estados Unidos, tuvo la genial idea de celebrar una convivencia en Fort Lauderdale, California, aprovechando las vacaciones de Pascua. La idea era que diferentes equipos de la disciplina confraternizaran sanamente y en un ambiente deportivo. Los primeros años así fue, pero poco a poco la convivencia se convirtió en algo más.
Para la década de los 50s, poco quedaba de la naturaleza deportiva de los encuentros y más bien se convirtió en un festejo adelantado del fin de cursos. Hacia finales de aquella década, cerca de 20 mil estudiantes se daban cita en la rebautizada Fort Liquordale, ingiriendo cantidades industriales de bebidas espirituosas. Por supuesto, muchos locatarios de la zona hacían su agosto con la chavaliza vendiendo cerveza al por mayor.
A la cerveza siguieron otras sustancias y a la convivencia el desenfreno sexual. Pero nadie hacía nada, sacando partido a cambio de la suplementaria molesta de aguantarlos una semana y fracción. Décadas enteras, la gente de Fort Lauderdale aguantó las juergas interminables, hasta que la situación no dio para más. Corría el año de 1986 cuando Fort Lauderdale decidió que no más e impusieron fuertes medidas para hacer sentir su descontento, la más dura: elevar la edad mínima para el consumo de alcohol de los 18 a los 21 años.
Los estudiantes migraron entonces a Daytona, pero allá tampoco fueron bien recibidos. Desde entonces, dos puntos en Estados Unidos son el refugio predilecto de los springbreakers: Panama City Beach y South Padre Island. Sin embargo, muchos otros prefirieron probar fortuna cruzando la frontera: Cancún, Acapulco y Los Cabos, también son blanco de estos curiosillos viajeros.
Debido a su descontrol, su desfachatez y algunas prácticas moralmente cuestionables, los springbreakers resultan algo más que “jóvenes descocados” para mucha gente. Y no les falta razón, pues según estudios de la American Medical Association:
Apenas darle una oteada a estos números nos da una idea aproximada del tipo de locuras que se pueden desatar en apenas una semana. Sin embargo, tales locuras rara vez afectan a los locales, a otros turistas o incluso a ellos mismos. La mala fama les persigue, es cierto, pero también lo es que son grupos focalizados y que la ámpula que levantan es más de carácter moral que un verdadero riesgo para quien se cruce con ellos.
Dadas sus características como nicho de mercado, los springbreakers han dejado de ser satanizados por “destruir” todo lo que encuentran a su paso. Tan es así que este año discotecas, hoteles y hasta los tres órdenes de gobierno se unen para cuidarlos e incluso se han especializado para recibirlos con honores.
Y es que dar la bienvenida a 70 mil personas en un lapso menor de un mes (del 27 de febrero al 15 de marzo) y alcanzar una ocupación hotelera del 95% no es un asunto menor. Ciertamente los jóvenes visitantes para este año tienen el dólar a su favor y se espera que gasten alrededor de 77 millones de dólares, es decir, su gasto promedio oscila en los mil 100 dólares.
Pero no es un asunto aislado, las cifras muestran que los jóvenes tienen una especial fascinación por Cancún. De acuerdo con la Asociación de Hoteles de este destino turístico, mientras que en 2010 llegaron en esta temporada 40 mil turistas, este año sumarán 70 mil.
O sea, algo están haciendo bien, y en ello están involucrados empresarios y gobierno, quienes han sabido evolucionar de la mano con este mercado, entendiendo qué es lo que buscan, compartió Francisco López, director de turismo del Municipio de Benito Juárez (Cancún).
También se ha puesto especial énfasis en su seguridad y se ha puesto en marcha un operativo en el que participan los tres órdenes de gobierno: la marina, policía turística, y policía estatal y no solo eso, para evitar que se metan en complicaciones se les entregará un código de conducta sobre lo que se puede y no se puede hacer en este destino turístico.
Pero, ¿qué es lo que sí y lo que no? preguntamos a Francisco López, y detalló que se trata de folletos con sugerencias para que los jóvenes también procuren su auto cuidado y sepan cuáles son las normas del estado, por ejemplo no tomar en la vía pública.
Y es que de acuerdo con las autoridades el cuidado de estos jóvenes permite aumentar la promoción del destino a largo plazo, pues años después regresan con su familia.
¿Odiarlos o amarlos? Una pregunta harto difícil de responder. Todo depende desde dónde miremos… o desde dónde tiremos la vista hacia otros lados.
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