Travel Report » Entradas » ¿A ti te gusta su olor? ¿Por qué los libros antiguos huelen bien?
Ene 07, 2014 Jesús Alonso CURIOSIDADES 0
Tal vez yo sea un poco maniática con los aromas, y de eso no hay ninguna duda. Pero, ¿quién no ha disfrutado alguna vez del extraño aroma que desprenden las bibliotecas? ¿A quién no le gusta abrir un viejo libro y sentir ese perfume que se desprende de sus hojas amarillentas y ajadas? Los científicos lo describirían como una combinación de hierbas, ácidos y un leve toque de vainilla. ¿Qué hace que los libros antiguos huelan bien?
Si lo pensamos, los libros están hechos en su mayoría de materiales orgánicos: papel, tinta, pegamento, fibras. Al ser orgánicos, todos estos elementos reaccionan con el medio en el que se encuentran: calor, luz, humedad, el contacto entre unos y otros y con las personas que los leen. Además, todo esto hace que se liberen una serie de compuestos orgánicos volátiles.
Por esa misma razón es que los libros, ya sean nuevos o viejos, tienen un olor particular, aunque diferente según el tiempo que haya pasado este libro en las estanterías de alguna biblioteca. No es lo mismo el aroma que se respira al entrar a una biblioteca antigua llena de pesados libros que entrar a una librería donde se venden los últimos best seller.
Fabrizio Zanier/istock/thinkstock
Si bien el olor del libro está relacionado con las “vivencias” de ese libro en particular, el olor de los libros antiguos suele ser bastante similar porque todos están hechos de los mismo materiales, al fin y al cabo, y por eso, la variedad de reacciones termina por ser limitada.
La investigación realizada por diversos científicos examinó un total de 72 libros para conocer por qué los libros viejos huelen bien. En ellos encontraron un total de quince compuestos que se repetían, más allá de los compuestos particulares que podían aparecer en algunos libros. Todos ellos son marcadores claros de la degradación que estaba sufriendo los compuestos orgánicos de los libros: ácido acético, benzaldehido, butano, furfural, octanal, methoxyphenyl oxime y otros productos químicos de nombres complicados.
stocksnapper/istock/thinkstock
Fuera de estos compuestos particulares que generan el olor común de los libros viejos, cada libro ha tenido sus propias marcas de vida particulares, que lo pueden llevar a tener un aroma algo particular: un lector fumador, o un bebedor empedernido de café, e incluso alguien que haya tenido mascotas pueden afectar a la fragancia particular de cada libro.
Dice el dicho que no se puede juzgar a un libro por su portada, pero lo cierto es que sí podemos hacerlo por su fragancia. Conocer los olores de los libros antiguos y desarrollar a partir de ello un método para determinar la condición y edad de los mismos puede ayudar a bibliotecas y museos a evaluar y monitorear la salud de sus colecciones para poder almacenarlos y cuidarlos de forma correcta. A ti, ¿te gusta el olor de los libros antiguos?
vía: http://www.ojocientifico.com
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