Viajes azulados de la mano de Rubén Darío
Cuando en 1888 se publicó Azul, el mundo literario quedó sorprendido por la peculiar estética del joven Rubén Darío, quien por entonces apenas contaba 21 años de edad. Lo que mucha gente ignoraba es que sus andanzas en el mundo y en el mundo de las letras habían comenzado algunos años atrás. Con el tiempo, Rubén Darío se convirtió en uno de los máximos exponentes del modernismo y en una destacada figura del periodismo cultural… pero esa es historia conocida.
Hoy nos adentramos en lo que podría llamarse la “tramoya” de su perspectiva modernista: los motivos, intereses y trasfondos que dieron origen a la belleza de su escritura. No lo van ustedes a creer, pero Rubén Darío, que nació pobre en una provincia pobre de Nicaragua, fue construyendo su obra y su particular perspectiva del mundo a través de los viajes.
Muchos de sus relatos y cuadernos viajeros quedaron plasmados en los múltiples periódicos en los que escribió, pero jamás se había hecho el experimento de seguir la ruta de sus traslados por América y Europa. Hoy, Graciela Montaldo nos regala un libro que es una excitante joya: Viajes de un cosmopolita extremo, en el que además de antologar los textos viajeros de Rubén Darío, nos ofrece un delicioso estudio sobre sus andanzas y la explicación de cómo los viajes se convirtieron no solo en una constante fuente de inspiración para el poeta, sino que constituyeron uno de los rasgos distintivos del hombre moderno.
A lo largo de las páginas de Viajes de un cosmopolita extremo, podemos seguirle la pista a ese Rubén Darío inquieto y curioso de su juventud, pero también al hombre maduro, al cónsul, al periodista, al de la mirada aguda que sabía desnudar cualquier escenario y reconvertirlo en delicadas estampas de la vida moderna. Y es que Rubén Darío era un viajero nato: no solo tenía el hambre de recorrer el mundo, sino que sabía adoptar y abrirse a nuevas y diferentes costumbres.
París, Bélgica, Buenos Aires, Nueva York, Londres, Barcelona… muchas fueron las ciudades donde sus pies se posaron, muchas las imágenes que supo congelar con palabras para la posteridad. Un libro refinado pero a la vez iluminador, una invitación al viaje como forma de expansión espiritual y mental. Un delicioso Libro Viajero. Sigan azulándose… hasta el próximo viaje.
